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miércoles, 11 de mayo de 2011

EL DISCURSO DEL REY



   Esta ha sido una de las últimas películas que he podido ver. Se ha estrenado en los cines españoles hace unos meses y ha recibido un montón de premios, entre ellos 4 oscars: Dirección, guión, mejor actor y mejor película. CASI NADA.
   Me ha encantado. Llega a lo más hondo. Muy pronto me identifiqué con un personaje que tiene que superar un problema grave para su condición de personaje público, la tartamudez, y que arrastra desde los 4 años. Parece ser que en este caso real la tartamudez fue provocada por una educación estricta, falta de amor y de cercanía por parte de sus padres y familia que educaron a un futuro rey no a un hijo.
   El argumento, basado en hechos reales es el siguiente:

  
A la muerte de su padre, el rey Jorge V (Michael Gambon), y tras la escandalosa abdicación del rey Eduardo VIII (Guy Pearce), Bertie (Colin Firth), afectado desde siempre de un angustioso tartamudeo, asciende de pronto al trono como Jorge VI de Inglaterra. Su país se encuentra al borde de la guerra y necesita desesperadamente un líder, por lo que su esposa Isabel (Helena Bonham Carter), la futura reina madre, le pone en contacto con un excéntrico logopeda llamado Lionel Logue (Geoffrey Rush). A pesar del choque inicial, los dos se sumergen de lleno en una terapia poco ortodoxa que les llevará a establecer un vínculo inquebrantable. Con el apoyo de Logue, su familia, su gobierno y Winston Churchill (Timothy Spall), el rey supera su afección y pronuncia un discurso radiofónico que inspirará a su pueblo y lo unirá en la batalla.
EL DISCURSO DEL REY, basada en la historia real del rey Jorge VI, describe el camino del monarca en busca de su voz y su autoridad.

   El rey Jorge VI tratará de seguir su camino, superando ese problema y sobretodo, creo yo, el tener unas raíces familiares encorsetadas que no le permiten realizarse. Necesitará ayuda: Una esposa que si le quiere y un excéntrico terapeuta para esa época y para una real persona que basará su método en la cercanía y amistad con un paciente nada acostumbrado a unas relaciones de igual a igual.

   La interpretación de Colin Firth es grandiosa.
Aquí os dejo el enlaced a la página oficial de la película, en donde se pueden ver en video algunas escenas

   http://www.eldiscursodelrey.com/media.html

lunes, 11 de abril de 2011

El oficio de enseñar

   Me dedico a enseñar, también a educar cuando el tiempo me lo permite. Es una tarea que el primer año me gustaba, luego entre en una etapa de desencanto. En los últimos años es algo que me vuelve a gustar: Sobretodo en determinados momentos. Cuando ves la cara de agradecimiento en los chavales. Cuando les haces reír. Cuando se interesan realmente por algo que tenga que ver con lo que tratas de enseñarles.

   Uno de los mejores momentos del día se produce cuando termino las clases, es un sentimiento de satisfacción, de deber cumplido, al volver a casa. Es un momento fugaz pero muy satisfactorio. No se si es porque termina el trabajo o por eso del deber cumplido. Siempre me embarga ese sentimiento, fundamentalmente los viernes.

   Pero ahora comienzo a disfrutar durante el desarrollo de la labor docente. No es como el primer año que habías conseguido un objetivo: Llegar a ser profesor y eso ya te colmaba de satisfacción. Pero esa satisfacción se termina en el momento en que las expectativas que tienes de un trabajo y de un alumnado no se corresponden con la realidad. A mí me ocurrió a los dos o tres años de haber empezado, aunque ya se veía llegar: Quizás era demasiado exigente con mis alumnos. Quería que atendiesen  incondicionalmente, aprovechasen el tiempo y estudiasen. ¿Por soberbia personal, por su bien o ambas cosas?

   Ahora esos momentos de satisfacción también se producen durante el desarrollo de la labor docente. No me autoexigo tanto, o no me culpo de lo que se sale de mis posibilidades. No se puede obligar al que no quiere aprender a hacerlo, aunque si hay que insistirle por si acaso, pero sin obsesionarse.

   Es un proceso lento, que lo dan los años de experiencia y el deseo de mejorar. Proceso que nunca termina.